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Miedo al Exito
Uno ha escuchado regularmente en el mundo sobre el miedo al fracaso. Pero quizás fue hace una década que fue presentado, como una comprensión reveladora, que existe un miedo al éxito.
Y se convirtió en una muletilla, como una frase de moda. “Tu problema es que tienes miedo al éxito.” Y es verdad para muchas personas. Irónicamente, para muchas personas el miedo al éxito es mucho mayor que el miedo al fracaso. Has aprendido, a través del condicionamiento, desde que eras muy pequeño, a arreglártelas y a lidiar con el fracaso. Todos han enfrentado el fracaso muchas veces. Pueden y se las arreglan con el fracaso. Del mismo modo también has enfrentado el éxito. Sin embargo, el “condicionamiento” para lidiar y arreglártelas con el éxito nunca es tan concienzudo o tan frecuente. Por lo tanto, en verdad, el éxito es más atemorizante de lo que es el fracaso.
Sin embargo, el MIEDO AL ÉXITO se convirtió en tal muletilla, en algo para comentar tan ocurrente y sabia, que nadie se detuvo a observarla… “Bueno, ¿qué significa realmente?”
Los conceptos psicológicos se presentan en términos de acuerdos contractuales con los padres. Son contratos como: “Seguiré tus pasos y nunca seré mejor que mi papá.” O provienen de intentar alcanzar las expectativas de los padres, la posición en la que te colocaron, tu lugar en la constelación familiar. Se presentaron muchos conceptos psicológicos y, nuevamente, fueron muy apropiados.
Pero esto es lo que se tiene que observar en esta década monumental, los 90’s. Uno podría elaborar cuatro horas en cada una de estas dinámicas, pero brevemente, los mecanismos son los siguientes:
UNO Primero que nada, el éxito es atemorizante debido al peso que uno le da, el peso que uno pone en su significado.
Si consideras internamente que el éxito significa que eres más listo, diestro, sabio o “embaucador” (en el significado negativo de la palabra) que otras personas, entonces el éxito es muy atemorizante.
Si sostienes que debido a que eres exitoso eres por lo tanto superior o “mejor que” otras personas, que “te sientes con el supuesto derecho”, que estás “dotado”, que tienes el derecho a ser arrogante, entonces el éxito es atemorizante.
Cuando sostienes que el éxito te valida como una persona buena y completa, correcta y verdadera, o cuando sostienes que el éxito te exonera de cosas que a diferencia hace que una persona con menos éxito tenga que trabajar con el perdón (lo que verdaderamente libera el pasado), entonces el éxito es atemorizante.
Si le adjudicas estos tipos de significados, le quitas peso al éxito. Aquí está el éxito, esta cosa, esta esencia. Si le cuelgas todos estos pesos de mejor que, más listo, más diestro, lo haces mucho más pesado. Y si lo haces tan pesado, comienza a tambalearse y de hecho puede colapsarse. Por lo tanto, el éxito es atemorizante debido al peso que uno le da.
Más allá, es atemorizante porque nunca hace ninguna de esas cosas. Nunca te hace más listo. Nunca te vindica o te valida. Nunca te exonera o te hace una persona perfecta. Y si sostienes que lo hará, el éxito se vuelve muy atemorizante.
Entonces lo primero que hace tan atemorizante al éxito es el peso que le adjudicamos.
DOS Lo que también es atemorizante es que el éxito es parte de una dinámica creativa. Cada vez que algo es creado, siempre hay algo más que es destruido. Por esto Rollo May se refería al valor para crear, porque siempre existe ese conflicto. Conforme creas algo, algo más es destruido. Si no hay nada más, la ignorancia se destruye. Y esta misma dinámica de creatividad también se aplica al éxito. Muy a menudo estará seguido por la culpa – sintiéndote culpable por haber hecho algo, de que has cambiado el orden de las cosas, de que te has salido del rango normal.
Incluso puede haber un sentimiento de duda: “¿Habré hecho lo correcto? ¿Qué tal si no me estoy dirigiendo hacia la dirección correcta?” Es muy extraño. Escuchamos a muchas personas que están teniendo éxito maravillosamente bien, pero su miedo es: “Si, pero ¿qué tal si esto no es lo que se supone que debería que hacer? ¿Qué tal si se suponía que debería convertirme en algo diferente? ¿Supón que mi destino era algo diferente? ¿Qué tal si de alguna manera me las he arreglado para arribar en este campo del éxito y estoy volando como loco y un día me despierto y me doy cuenta que perdí la oportunidad?” La duda y la preocupación alrededor de eso, es parte de la función creativa. Por lo tanto, sugeriríamos que es atemorizante.
TRES El éxito también es atemorizante porque el éxito conlleva caos. Nosotros llamamos al éxito Caos Luminoso. Pero en su mundo, están orientados y condicionados a no tener ningún caos en absoluto. Es una consecuencia de la adolescencia en donde la vida es tan absoluta e increíblemente caótica que intentan estabilizarla con los absolutos, los siempres y los nuncas, los blancos y los negros, de la adolescencia.
Y han salido de ese periodo con la creencia de que, sobre cualquier otra cosa, no deben tener caos. Por sobre todo, deben tener las cosas ordenadamente y en calma. Y el éxito tiene caos. Trae caos.
El éxito por lo tanto irrumpe y provoca lo que llamamos “emoción raíz”. Cuando ocurre el éxito, saca el lado oscuro del ser, la confusión y el problema. Por lo tanto, por supuesto, cuando el caos existe, el caos trae la erupción, o cuando menos el disturbio del lado oscuro. Saca a relucir la Ley Oscura, esa verdad básica e increíble que sostienes. “Yo nunca puedo ser feliz,” o “Nunca seré exitoso,” o las diversas creencias negativas que has convertido en una Ley.
El caos trae cuestionamiento y el asunto de revisarme a mi mismo. Todo caos lo hace, de cualquier tipo, sea físico o emocional, mental o espiritual. También hace surgir asuntos del pasado, asuntos de la niñez.
Por lo que existe un número de razones por las que el éxito en si mismo es atemorizante. Si puedes comprender que es atemorizante, y puedes anticipar ciertos de estos miedos, entonces sugeriríamos que puedes resolverlos.
CUATRO Una de las razones más grandes por las que el éxito es atemorizante, es debido a lo que nosotros llamamos cimiento defectuoso. Cuando construyes una casa, colocas un cimiento y haces todas las cosas que son propias de acuerdo al código. Entonces sobre éste, planeas erigir una residencia de dos pisos.
Bueno, si en medio de la espera para que seque ese cimiento decides, “Yo creo que voy a darle un mejor uso al espacio y construyes un edificio de diez pisos encima,” el cimiento no va a sostenerlo.
Lo que queremos decir con cimiento es la motivación. ¿Por qué quiero ser exitoso en primer lugar? Si la razón no es sólida, si no es el cimiento apropiado, sólido o no, entonces se va a inclinar, a ladear, a romper y a desmoronar. Y el éxito, como una casa de cartas, se caerá.
Y lo que queremos decir con cimiento defectuoso es: Si estás tratando de ser exitoso con el fin de castigar a alguien, ese es un cimiento defectuoso.
“Les voy a demostrar. A todos aquellos niños de la escuela que dijeron que yo nunca sería nadie, les voy a demostrar, y voy a regresar y les voy a restregar su nariz en eso.” O, “le voy a demostrar a mi papá,” o “le mostraré a mi mamá.” O, “los voy a hacer sufrir. Seré exitoso y entonces les daré una paliza.”
Esas son motivaciones defectuosas. No hemos dicho que estén equivocadas o sean malas. No las estamos juzgando. Simplemente estamos diciendo que no pueden sostener el peso del éxito.
Si lo estás haciendo para vindicarte, es un cimiento defectuoso. La vindicación es algo fascinante, porque su realidad de consenso les dice que hagan cosas para vindicarse. Nunca funciona. La vindicación nunca ha funcionado. “Cometí un error, entonces ahora voy a hacerlo bien y eso de alguna forma va a expugnar el registro.” No, el perdón funciona, la vindicación no.
Por lo tanto, si estás intentando tener éxito para vindicarte, “Realmente lo eché todo a perder cuando tenía 20 años, ahora en mis 40 voy a ser un éxito triunfante y eso expugnará el registro” eso no va a funcionar. Nunca funciona. Aunque tengas un éxito magnifico, este nunca borra nada. El perdón puede, pero no la vindicación.
Si estás haciendo algo como una manera de ganar aprobación, de ganar elogios, de lograr la aceptación de otro, es una motivación incorrecta. Nuevamente, no estamos diciendo que sea una mala motivación. Estamos diciendo que es demasiado débil. Puede soportar “esta cantidad” de éxito para la aprobación, para el elogio, pero no puede soportar “este tanto más.” Cuando apilan este tanto encima. OK. Pero más que eso, se comienza a tambalear y a derrumbar. De hecho, puedes sabotearte y terminar castigándote simplemente porque el cimiento, la motivación, la razón por la que quieres el éxito es incorrecta.
Entonces desde el peso de lo que le adjudican al éxito, hasta el mismo cimiento que está debajo; desde el proceso creativo hasta el proceso caótico de en medio; estas son cuatro razones muy específicas (y existen otras) de por qué es atemorizante.
Ahora, si puedes comprender esto por ti mismo, entonces puedes cambiar tus motivaciones. Puedes reconstruir y reestructurar un cimiento totalmente diferente para ser exitoso. Puedes quitarle peso y darte cuenta que no te va a hacer más listo o mejor que, o a darte licencia. Puedes estar preparado para el caos, y cuando llegue, puedes trabajar con él. Puedes manejarlo. No tienes que asustarte y salir corriendo. Puedes estar preparado para la culpa y la duda que surgirá en la misma dinámica de la creatividad.
Entonces ahora, cuando llega el éxito, no tiene por qué ser atemorizante. Y con el miedo que quede, tu puedes. Puedes tener la confianza de saber que puedes superarlo.
Ahora, ciertamente, existe un cierto número de enfoques y técnicas con las que uno trabaja, pero eso, en resumidas cuentas, es de lo que estamos hablando cuando uno observa el miedo al éxito.
De forma similar, hemos hablado del miedo mismo. El miedo asusta, ¿si? Todo el mundo lo sabe, pero nadie realmente se detiene a observar por qué.
Ciertamente el miedo de hecho es atemorizante porque amenaza no tanto con la muerte, aunque la amenaza de destrucción es parte de éste. Principalmente es atemorizante porque amenaza la impotencia. Un ejemplo: Tal vez no tengas tanto miedo a morirte, como el miedo al dolor en el proceso de la muerte. E incluso más atemorizante es sentir ese dolor y no morir, y por lo tanto tener que vivir el resto de tu vida con eso. Esa impotencia, esa es la amenaza que presenta el miedo.
Pero más que eso, el miedo amenaza que te retiren el afecto. El miedo amenaza la revelación del Lado Oscuro del ser. El miedo también amenaza la revelación del Lado Luminoso del ser, las cualidades positivas que tiene la gente, que también han aprendido de forma similar a esconder. Es lo que los Psicólogos llaman la Sombra, la Sombra Oscura y la Sombra Luminosa. El miedo amenaza con revelarlas a ambas.
El miedo amenaza también con producir o generar destrucción. Amenaza que serás totalmente arrasado, totalmente demolido, y como si fuera poco, no tendrás el regalo de la muerte, sino que tendrás que sobrevivir.
Y el miedo chantajea. El miedo dice, “Si no tienes cuidado, vamos a ocasionar que te retiren el amor y vas a terminar solo y aislado.” O “Vamos a exponerte, y todo el mundo verá tu ambición y tu agresividad y el orgullo y la hostilidad, y todas esas cosas feas que pensaste que habías escondido tan bien.” O, peor aún, “Vamos a exponerte y ellos van a ver tu poder, fortaleza y talento y todas las partes bellas que has escondido.”
Es chantaje, como si alguien dijera, “Vamos a exponer algo, así que salda la deuda.” Bueno, eso es lo que hace el miedo. Este dice, “Si no cooperas con nosotros, si no nos tienes miedo, entonces vamos a hacer algo y es mejor que pagues.”
Y como en cualquier chantaje, si lo expones, estás a salvo. ¿Por qué se retiraría el amor? ¿Qué le pasaría a la intimidad, al cuidado? ¿Qué es ese Lado Oscuro al que tanto le temes, o el Lado Luminoso al que le temes todavía más? ¿Cuál podría ser el daño físico potencial o mutilación, o impotencia que estaría allí? ¿Cuál sería la soledad que estaría ahí? ¿Cuál es la soledad que realmente amenaza?
Conforme puedas exponerte esto a ti mismo, entonces reduces, no eliminas, pero reduces la razón por la que el miedo es tan atemorizante. Una vez que lo reduces, entonces el miedo puede convertirse una vez más en ese instinto que es una parte natural de ti; el instinto de supervivencia de lucha, de fuga, de reproducirte y alimentarte. Puede convertirse en el maestro.
El miedo fue tu primer maestro, fue el primero que hayas tenido. El miedo de que la madre te quitara el cuidado, el amor, la nutrición. Es un gran maestro. Es un motivador ciertamente. Si la necesidad es la madre de la invención, entonces con mucha frecuencia el miedo es el padre de la invención. Puede ser un gran motivador, y nosotros sugeriríamos que también persigue y amenaza. Pero también puede advertirte, te hace recordarte a ti mismo y mantenerte dentro de los límites de tu propio ser y tu propia dirección. El miedo puede ser el límite para dejarte saber que te estás saliendo de curso.
Entonces puede ser muy positivo si le puedes quitar el chantaje. Y en ese ámbito, una vez que remueves el chantaje entonces puedes aprender a trabajar con el miedo, y no tiene que ser tan atemorizante. No tiene por qué ser el enemigo. De hecho, puede convertirse en un aliado extraño, pero no obstante muy valioso. Y en este momento, es muy importante que las personas no sólo digan las palabras y las dejen pasar, no solo palabreen el “miedo al éxito” sino que también caven profundo en él y realmente resuelvan estos aspectos.
En esta década el mayor de los miedos y la mayor de las alegrías estarán allí para la humanidad, de una manera individual y colectiva, para abrazarlos. Conforme aprendes a manejar tanto tu derecho al éxito como la máscara o las sombras del miedo, entonces podrás elegir más fácilmente las más grandes de las alegrías y los más grandes sueños y trabajar y usar esos miedos para implementarlos.
Con amor y paz… Lazaris
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