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Más allá de la Necesidad de Controlar


Ustedes aman, desde luego que lo hacen. Han crecido, han cambiado, han evolucionado, y sí aman. Sienten amor hacia sus Amigos Invisibles, su Niño Interior y Adolescente Interior, sienten amor afuera en su ilusión, en este reino físico, ah, sí lo hacen.
 
Pero verán, también sienten la necesidad de controlar, y ese control les roba de la intensidad, la profundidad, la belleza y ciertamente el poder de ese amor. Y a través de las décadas se han vuelto tan condicionados a ese control, que es como el zumbido de un ventilador: Es sólo cuando se detiene que se dan cuenta, “Ay Dios.” Es sólo cuando se ha ido el control que comienzan a sentir lo que realmente puede ser el amor, el poder que realmente tiene. Y cuando lo hacen, ya no tienen que conformarse sólo con las palabras, sólo con la poesía con la que tuvieron que conformarse durante tanto tiempo. Experimentan realmente ese amor mucho más profundamente, con mayor riqueza de como nunca lo habían sentido antes. El amor es realmente todo lo que existe. Es realmente todo lo que dice la gente que es, y ah, es mucho más.
Por supuesto que aman. Pero aún así, el precio del control es renunciar al amor, desterrarlo, renunciar a él en algún grado.

En la realidad de consenso, existen aquellos que viven el control. No tienen idea (y no les importa conocer) sobre su devastación. No les importa conocer el daño que puede hacer, los éxitos que puede sabotear, las esperanzas que puede romper, los sueños que puede destruir. No quieren tener nada que ver con observar cómo alimenta y fomenta mucha de la negación y la resistencia que tienen. No quieren saber qué tanto es una respuesta consistente, una reacción al miedo y a la crisis en un mundo en donde se supone que no debes tener esos tipo de miedos. Si le tienes miedo a las arañas y a las serpientes, esta bien. Pero supéralo, consigue resolverlo cuando tiene que ver con cualquier cosa más significativa o más real. Tuyo es un mundo en donde crisis es una palabra sucia. Tuyo es un mundo en donde si viven una crisis, debes cuando menos tener la decencia de mantenerla en secreto y superarla tan pronto como puedas, para que otros no se sientan tan decepcionados por lo humillante que es que tengas una crisis. Y lo mismo con el control.

Existen aquellos que se introducen en la vida pensando que su único propósito es obtener más cosas, más parafernalia. Existen aquellos que están tan atrapados en ese principio masculino dominante, que son tan devotos y dedicados a la lógica y a la razón, y a las restricciones del consenso. Y el precio que pagan es la deplorable negación del amor.

Ustedes han crecido, han cambiado. No es tan severo en ustedes. Pero aún así, han negado el amor que podrían haber tenido. Han rechazado un nivel y una intensidad más profundos del amor aún cuando lo desean. El precio de la necesidad de controlar, con sus patrones y comportamientos, es el amor. Subsecuentemente, el precio es su energía femenina y su acceso y familiaridad con su Alma y su Espíritu. Interrumpe, tuerce y distorsiona la comunicación que tienes de tu Yo Superior, tus Consejeros, y de cualquier número de Amigos Invisibles. E interrumpe el flujo de lo que de otra forma podría ser tu Magia: Ya que tu Alta Magia de elección, donde las técnicas parecen no ser visibles en absoluto, y tu Baja Magia, con sus muchas técnicas, son paralizadas por esa incesante y siempre presente necesidad de control. Pero si, tu amas. Pero podrías sentirlo mucho más. Podrías recibirlo mucho más.

Verán, el control sin importar sus orígenes, viene del miedo. La gente que controla, tú en tu control, eres temida. Y todo viene del miedo en torno al amor – miedo acerca del amor, miedo asociado con, apegado a, y conectado al amor. Todo se reduce a eso.
Para algunos de ustedes pudo haber comenzado hace muchas vidas. Pudo haber sido en alguna de sus encarnaciones significativas, o en alguna que pudiera parecer insignificante, en donde algo sucedió que fue tan amenazador, tan terrorífico, tan completamente debilitante, que creó un nivel de miedo que fue demasiado intenso para manejarlo, tan intenso que se metió en el Inconsciente. Para algunos de ustedes proviene de otra vida, o una coyuntura de varias vidas de impacto, todas vertiendo en una tremenda necesidad de control – una necesidad de controlar tremenda, convincente, inmortal. Empujada entonces dentro del Inconsciente, emerge ahora en esta vida, cuando eres capaz de manejarla. No es para castigarte. Viene ahora cuando puedes manejarla, cuando puedes hacer algo al respecto. Ustedes planearon un futuro en donde ÉSTA sería la vida en la que te harías cargo, y por eso emerge ahora.

Para otros de ustedes, la fuente de su control puede ser puramente de esta vida: un miedo acerca del amor que fue tan intenso, tan inmenso que te lanzó a un lugar de control. Puedes estar celoso, envidioso, lleno de rabia, y por lo tanto estás buscando vindicación, buscando venganza, buscando poder a cualquier precio. Es valioso saber, es valioso encontrar la fuente. Es valioso comprender y tal vez sanarlo y liberarlo desde el origen, para que la sanación pueda fluir e inundar a través de cada generación y a través de cada vida – a través de ti mismo, si es que comenzó allí.

Pero todo se reduce a miedo alrededor del amor. El miedo y los miedos de obtener amor, el miedo o miedos de aferrarse una vez que lo obtienen, y el miedo o miedos de ser incapaces de responder, incapaces de ser responsables por ese amor. Todo se reduce a ese centro: la negación del miedo para proteger el amor. Algunas veces lo proteges porque sientes que no estás listo, o que no eres lo suficientemente bueno aún. O piensas que no mereces todavía el amor, pero algún día lo merecerás, así que lo cortas. Lo haces a un lado y lo ocultas y lo sellas herméticamente en miedo. Porque uno de estos días vas a ser lo suficientemente bueno, vas a sentirte con supuesto derecho y entonces vas a romper esa coraza y vas a tener ese amor. Pero todavía no. ¿Cuántos de ustedes se han jalado los pelos ante una pareja potencial que ha venido a ti y te ha dicho, “No estoy listo para un compromiso… No estoy listo para este nivel de intimidad… No estoy listo… está sucediendo demasiado rápido…”?

El control es miedo alrededor de los asuntos del amor. Mientras más intenso sea tu control, más asustado estás. Mientras más asustado estás, en más ámbitos de tu vida sentirás la necesidad de usar tu control. Aquellos que son “fanáticos del control” están aterrados, absolutamente aterrados de la vida. Y sus niveles de control varían. Algunas personas lo sienten tan intensamente que tienen que controlar a los extraños. Pero la mayoría de ustedes no siente esa necesidad, porque verás, con los extraños no está involucrado el amor, entonces no están asustados. Tienen diferentes áreas en su vida. Algunos de ustedes lo tienen en áreas de trabajo, y lo tienen en áreas de juego. Lo tienen en ámbitos de su crecimiento espiritual, ciertamente. Lo tienen en áreas de su cuerpo. Algunos de ustedes sienten una inmensa necesidad de controlar su cuerpo, tan asustados, tan asustados de que no es lo suficientemente bueno para ser amado como es.

Se darán cuenta que su necesidad de control fluctúa. Puede incluso ser ligeramente diferente en una área que en otra, pero fluctúa. Por lo tanto, es muy posible que una persona no sea controladora en el trabajo, por ejemplo, aun cuando ese trabajo pague las cuentas y le provee el techo sobre su cabeza. Porque cuando no está involucrado el miedo al amor, entonces la necesidad de control disminuye. Sin embargo, cuando tiene que ver con relaciones amorosas, esta misma persona tranquila y no controladora puede de pronto convertirse en un tirano. Entonces el sentimiento es, “Aquí es donde nunca puedo obtener amor, o donde podría perder el amor, o donde no puedo responder al amor.” Entonces hay miedo alrededor del amor. Entonces hay control.
Si por casualidad su entorno laboral cambiara de pronto de naturaleza, donde realmente amarán ese trabajo, ese lugar, a esas personas, de repente la necesidad de control se incrementaría. La intensidad del control está determinada directamente por el nivel de intensidad del amor que está allí.
Entonces pueden observarlo y decir, “Oye, qué quieres decir…. ¿yo controlando? Mírame en el trabajo. Yo solo…” Si, pero ¿qué tal en tu casa? ¿Qué pasa contigo cuando hay amor involucrado? ¿Qué pasa contigo cuando el amor es importante? ¿Qué pasa contigo con tu Ser Superior? “Ah, yo nunca he pensado en controlar.” Ah, tal vez no en el sentido tiránico de su realidad física, pero tal vez de manera que de otra forma no sospecharían.

El control fluctúa. Fluctúa y cambia dependiendo del miedo al amor, dependiendo del miedo y del amor. Esa es siempre la clave. Al controlar, están aterrorizados de no obtener amor, o aterrorizados de perder el amor, o aterrorizados de no ser capaces de responder a él. Y la intensidad de ese terror incrementa su necesidad, y los comportamientos y patrones del control.
Muchos de ustedes encuentran que al pensar en una relación que no tienen, ya sea con alguien físico íntimo o con algo íntimo de otra naturaleza, tienen cierta perspicacia. Por ejemplo, saben que las relaciones amorosas son para dar y no para estar preocupados por recibir. Saben que son para comprender a la otra persona, sin estar necesariamente preocupados por ser comprendidos por el otro. Lo tienen muy claro. Y de hecho, para otros que están en relaciones amorosas y están teniendo dificultades, puede ser una maravillosa fuente de inspiración y ayuda y de conocimiento.
Entonces conoces a alguien, alguien con quien mantienes intimidad física o no física y de pronto el Dr. Jekyll se convierte en el Sr. Hyde. De repente: “Tengo que mantenerla, tengo que conservarla.” Ahora usas todas estas habilidades (en las que eras tan experto para ayudar a los demás) para acorralar a esa persona, para que acate las normas, para hacer que se quede contigo. “No puedes arreglártelas sin mi. No puedes sobrevivir sin mi.” De pronto…

Hay una persona con la que hablamos, él es un hombre muy importante en su carrera, y hay muchas, muchas personas que le pagan muchos, muchos dólares por su consejo y sus conexiones. Pero cada vez que conoce a una mujer, para la segunda cita, ya decidió que se va a casar con ella, que será la madre de sus hijos, y les dice eso. Y después se pregunta por qué se alejan. De alguna manera, ella no quiere una vida planeada en la segunda cita, sin importar qué tan atraída se haya sentido hacia él, y él no puede darse cuenta, no puede darse cuenta de lo que está pasando. Control. De repente… ¿lo ven?
Incluso en una relación amorosa en donde ambos están realmente evolucionando espiritualmente, una relación hermosa y amorosa, de pronto un día se despiertan y se dan cuenta que aman tanto a esta persona, más de lo que podían haber soñado. Y de repente quieren controlarla. “¿Qué está mal conmigo? ¡Yo se más que esto!” Lo que ha sucedido es que el amor ha alcanzado el nivel del miedo.

Ahora, eso no lo justifica, eso no quiere decir, “Ah bueno, está bien, sigamos”. Es simplemente para explicar lo que sucede. Porque cuando el amor se incrementa hasta el nivel del miedo, el control, que yace dormido hasta entonces en esa área, emerge. Es elusivo, siempre cambiante, siempre moviéndose. Es por eso que sólo tratar de ponerle un alto a los comportamientos, nunca funciona. Incluso si detuvieran cada uno de ellos, rechinaran sus dientes, se enroscaran, ejercieran control sobre sí mismos, igual que el camaleón, surgirían otras formas.

Ahora, así como todo el control se reduce al miedo alrededor del amor, así su meta, entre otras cosas, es estar a salvo con el amor. Eso es lo que están tratando de lograr: seguridad alrededor del amor. Están motivados por miedo, y quieren negar ese miedo, no quieren ocuparse de ese miedo, no quieren adueñarse de él u observarlo o experimentarlo, para proteger este amor del que tienen tanto miedo de no obtener, con tanto miedo de no poder conservarlo, tanto miedo de no poder responder a él incluso si por casualidad, por alguna chiripa, por alguna cosa rara, lo obtuvieran y pudieran mantenerlo durante un tiempo. Eso es lo que los está motivando, este miedo increíble. Lo que están tratando de lograr con el control es estar a salvo.

Ahora, algunos de ustedes puede que deseen añadir un deseo de ser mejores que otras personas, ser superiores a otros, tener ese impacto, ese impacto barato de poder sobre otras personas. Seguro, pero si eso fuera todo lo que obtuvieran, no lo mantendrían. Tiene que ver con seguridad. Esa es la prioridad superior, porque la razón por la que quieren sentirse mejores que otros es para estar a salvo. La razón por la que quieren que otros sufran es para estar a salvo.
Ahora, esta no es una forma sana de estar a salvo. Por favor no malinterpreten esto y decidan que debido a que tienen miedo alrededor del amor, tienen por lo tanto derecho a controlar. “Incluso Lazaris lo dijo. Está bien. Tu me hiciste sentir temor, por lo tanto, me hiciste controlar.” ¡NO! ¡NO! Nadie te hace controlar. Nadie te lo hace. “Me asustaste y por lo tanto recaí en el control.” Esa fue tu elección. Ellos no te forzaron a hacerlo. “Solo estoy intentando estar a salvo”. Eso no significa que está BIEN controlar. “Ah bueno, sigue adelante. Continúa, contrólame. Al menos no estás tratando de ser maniático. Solo sigue apuñalándome en el corazón. Esta bien. Si eso te hace sentir a salvo, síguele.” ¡No! te desangrarás hasta morir, y entonces tendrás que ir a apuñalar a alguien más, porque ya no hay diversión contigo.

Entonces, NO estamos diciendo que debido a que la motivación es miedo alrededor del amor, ¿entonces el control es hermoso? NO estamos diciendo eso, ya que lo que realmente estás tratando de encontrar es seguridad en el amor, el control es atractivo. No, eso no lo hace correcto. Y no significa que ustedes, que son los receptores de ese control, necesiten aguantarlo.
Una respuesta apropiada podría ser: “Puedo comprender que tienes miedo de tener, perder o responder al amor, pero la forma como lo estás manejando no funciona para mi. Así que o cambias, o me voy. Comprendo que cuando tratas de controlarme sólo estás tratando de estar a salvo. Pero tu seguridad es letal. No voy a jugar. Entiendo lo que es. No pienso que eres ningún demonio. No pienso que eres un espíritu maligno. Pienso que eres una persona temerosa que quiere estar a salvo, pero los medios que utilizas para lograrlo son destructivos para mi y yo no puedo, por el respeto que me tengo, jugar en este ámbito contigo.”

Pero comprendan que aún así, están motivados por el miedo alrededor del amor y que la meta es estar a salvo respecto al amor. Eso es lo que persiguen, el control motivado por miedo y amor, y es un intento para establecer seguridad alrededor del amor. También es irónico que ante el amor, las personas que controlan se enojan. Se enojan ante el amor. Dependiendo de la intensidad del control, se enojan. Obviamente, aquellos que controlan masivamente se enojan en formas increíbles. Aquellos que controlan con menos poder y menos intensidad, el enojo es menor, si. Pero siempre se enojan ante el amor, a pesar de lo mucho que lo desean, a pesar de lo mucho que temen, nunca lo van a obtener, por mucho que teman nunca van a conservarlo, por mucho que teman que incluso si lo tuvieran, no podrían responder a él correctamente, a pesar de lo mucho que lo desean, cuando finalmente lo enfrentan, se enojan. A menudo salen por piernas y corren, porque el amor les recuerda su miedo, les recuerda lo que no pueden tener, o más bien lo que no tienen y lo que no serían capaces de mantener incluso si lo obtuvieran. Les recuerda…
Es como estar a dieta y que alguien les ponga un pastel de chocolate enfrente. Los hace enojar porque les recuerda lo que no pueden tener. El amor les recuerda su temor más grande: nunca obtener amor. También hace que se vuelva más intensa la necesidad de control. “Tengo que, tengo que, tengo que, para tener ese amor, para estar a salvo, para ganar siempre, para poder tener un sentido de valoración, significado, algo de valer, algún poder para poder negar mis miedos, para poder…”
No sólo les recuerda lo que no pueden tener, sino que debido a que el control se intensifica donde hay amor, los hace enojar. Hay muy pocos de ustedes que disfrutan el control, les da un impacto aquí y allá, pero saben que no deberían hacerlo, tratan de mantenerlo escondido, y en donde hay amor, no lo pueden ocultar. Y eso los hace enojar.
También recibir los hace enojar. Algunas veces, cuando decimos, “Ahora, queremos que hagan esta meditación, y en la meditación, los vamos a llenar con esto y vamos a cambiar esto y a arreglarlo.” ¡No! ¡No! los hace enojar.

Hay alguien con quien hablamos que finalmente dijo, “Sabes Lazaris, cada vez que dices que estás esperando en la orilla de mi realidad amándome, me pongo tan furioso que no puedo soportarlo. Me hace enojar tanto. Voy bien con la meditación, haciéndola maravillosamente, y entonces tienes que decir que me amarás por siempre. ¡No digas eso! Me hace enojar cuando lo dices.
Ante el amor, se enojan. Se enojan cuando controlan. ¿Por qué no dejan que funcione esta técnica o aquella técnica para ustedes? Porque es muy parecida al amor. ¿Por qué no permiten que funcione la magia con consistencia? Porque es muy similar al amor. Si, puede tener esas otras ramificaciones también, pero mucho de esto gira alrededor del control. “No quiero perder el control. Necesito controlar, ¿no lo ven?”.

También irónicamente, el amor los hace darse la vuelta y correr porque el amor es una amenaza para el control. Verán, cuando sienten amor, el control está en riesgo. Acaba con el juego. Cuando están sintiendo amor, derriba los patrones, derriba el comportamiento. Simplemente no pueden hacerlo. “Si, si puedo”. No, no puedes.

El control no es amor. Aunque eso es lo que están tratando de proteger, aunque eso es lo que quieren hacer, no es un acto de amor. Y mientras lo están haciendo, no están amando, porque cuando están sintiendo el amor, no pueden controlar. La necesidad puede todavía existir, comprendan, pero no pueden hacerlo. No pueden hacerlo.

Si tienen una pelea con alguien a quien aman, pueden reconocer: “Estoy controlando ahora, estoy tratando de controlarlo. Temeroso de este amor, temeroso acerca de este amor, estoy tratando de protegerlo, estoy tratando de sentirme a salvo bajo mis términos. Y estoy diciendo que eres igual a tu madre, o igual a tu padre, o igual a mi ex, para tratar de meterte en línea otra vez, para ponerte en donde yo quiero. Y eso no es amoroso.” Pero si genuinamente están amando, el control desaparece, el comportamiento, el patrón de control desaparece, si no lo hace, entonces no sintieron el amor. “¡Lo sentí, también!” No, no lo sentiste.

Miren, la auto-lástima no puede prosperar cuando sienten amor. El amor y la auto-lástima son antítesis uno al otro. No pueden sentir lástima por ustedes mismos y sentir amor al mismo tiempo. Ahora, pueden sentir lástima por ustedes mismos y ponerle un alto, y sentir amor, y ponerle un alto y sentir auto-lástima. Pueden ir de una a la otra, seguro. Ustedes son capaces de hacer muchas cosas, son muy hábiles. Pero verán, cuando están en lástima, no pueden sentir el amor, cuando sienten el amor, no pueden sentir lástima por ustedes mismos, a menos de que apaguen el amor por un momento. “Oh, pobre de mi.” Y lo vuelven a encender. “Oh, pobre de mi”. Y no pueden sentirse como un mártir, no pueden ser un mártir, cuando sienten el amor, no pueden sentir culpa. De hecho, ninguno de estos anestésicos funciona cuando sienten amor.
Entonces cuando el amor está ahí, no solo no pueden controlar, sino que el amor deshace el patrón, derrumba el comportamiento y elimina el “grupo de apoyo” de los anestésicos.
Cuando enfrentan su control y lo feo que es, “Entonces voy a tener que enfrentar que estoy controlando, y lo feo que es eso”, pueden sentir lástima por ustedes, juzgarse, estancarse, dirigirse a la represión, o sentirse tan culpables que nunca se ocupen realmente de lo feo que es el control. ¿Lo ven? Pero frente al amor, “el equipo de apoyo” se va.

El amor hace también por la necesidad de control, lo que hace con el patrón de control. Cuando sientes amor, y realmente dejas entrar al amor, estás fuera de control. No “fuera de control”, que es como lo escuchan los oídos controladores. “Ves, ¡lo sabía! Fuera de control!” No: Estás fuera del espacio del control, fuera del lugar de controlar, fuera del lugar de controlar. No fuera de control, que es en sí una forma de control.
Es un juego de palabras interesante e importante. El amor te hace perder el control, siendo una persona controladora, incapaz de continuar los patrones, incapaz de continuar los comportamientos, incapaces de apoyar y justificar dichos patrones y comportamientos con los anestésicos que usualmente usas.

El amor puede sanar la necesidad, el amor puede sanar la necesidad, y entonces estarás fuera, entonces estarás fuera de control, libre del control. Pero el control mismo lo escucha como “fuera de control” en el sentido de estar en un estado de caos, en un estado de caída libre, en un estado inseguro en donde siempre pierdes, en donde no tienes significado, en donde serás tragado por tus miedos, en donde estarás vacío, devastado y sin poder.

El amor y el control están hechos de la misma cosa, son hilos de la misma luz, no una luz que puedan ver tus ojos, sino luz, el amor y el control son hilos de la misma luz. O vas a hilar control, o vas a hilar amor, no puedes hilar ambos. Es ahí donde el amor puede liberarte del control, puede sacarte de la prisión, y es por eso que el control denuncia al amor y trata de aprisionarlo, de idolatrar, de ponerlo en un pedestal, de convertirlo en piedra, denunciándolo y aprisionándolo. El amor y el control están hechos de lo mismo.

Es el amor el que puede, y de hecho te liberará de la necesidad de control, y conforme se libere la necesidad, es solo cuestión de tiempo, generalmente un tiempo muy corto, antes de que se caigan los patrones, antes de que terminen los comportamientos.

La Pregunta es: ¿vas a alejarte del control, o vas a sumergirte de cabeza en el amor? ¿Qué haría un Tonto? ¿Un Tonto Espiritual? Un Tonto Espiritual se sumergiría de cabeza en el amor.
Sé el Tonto Espiritual. Sumérgete de cabeza en el amor.
Enciende tu luz, porque aunque no sepas a donde vas, estará más luminoso cuando llegues allí.
Con amor y paz…
Lazaris

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